martes, 4 de mayo de 2010

Adolescentes Eligen

Búsqueda de adolescente, futuro de adulto.


Identidad Vocacional

Nuestros adolescentes necesitan exhibirse, exagerar sus rasgos con mayor intensidad que un ser adulto. También necesitan esconderse. Millones de jóvenes procuran esconderse, ocultar excesivamente su cuerpo. Y estas maneras de mostrarse ante la sociedad tienen asociación directa con el presente y futuro vocacional, y por qué no, laboral de cada uno de ellos.

Exhibirse u ocultarse significa existir de acuerdo, o no, a su propia realidad. La manera en que cada uno se presenta ante el mundo, habla sobre la seguridad con la que cada quien se hace cargo de sus rasgos de personalidad, buenos y malos.

Y al lo largo del desarrollo, los aspectos que no logran destaparse al final de la adolescencia, se ven gravemente bloqueados en etapas posteriores. Me refiero a talentos y habilidades, a la capacidad de ir tras objetivos concretos para cumplirlos por sus propios medios.

Considero que durante la adolescencia se les debe permitir cierto juego con su propia imagen. Podríamos pensar que están comenzando a “venderse”, a convencer a los demás del mensaje que dicta la actitud de cada uno hacia el mundo.

Así los jóvenes van probando, van testeando qué les hace sentir mayor comodidad, y qué les trae más beneficios.

Aprender a mostrarse es el primer paso hacia un futuro laboral con puertas abiertas.
Para ello se requiere de autoconfianza y un profundo conocimiento sobre las propias capacidades y limitaciones.


Identidad Sexual.

Bien sabemos que la propia personalidad les trae batalla a los adolescentes. Comienza una búsqueda del verdadero sentido de lo que van realizando en sus vidas. Y mucha injerencia en ello, tiene la presencia, entre otras personas, de una pareja.

Sin embargo, en esta etapa, el vínculo amoroso no es tan importante como la definición clara de una verdadera identidad sexual. Más allá de lograr entablar un vínculo duradero o no, es imprescindible que cada joven comience a aceptar su sexualidad. Sólo entonces logrará conocer el amor que busca recibir de otro.

Esa seguridad sexual no tiene que ver con el “saber hacer”, sino con el “animarse a ser”. Perder el miedo a mostrarse según la verdadera inclinación sexual.

Ello a veces se exagera durante estos años. Se trata de seducir de manera exacerbada, ya que hay una intensa ansiedad por el reconocimiento. Luego, con los años posteriores, se apacigua el “disfrazarse” o “lookearse”, para adquirir un aspecto más personalizado y genuino.
También ocurre que a algunos jóvenes les resulta casi imposible poner en práctica sus talentos de conquista, lo cual les hace sentir una tremenda frustración. Son ellos quienes ocultan y dejan latente la identidad sexual y prácticas de su sexualidad. Así se van aislando y cortando lazos con personas que les ayudarían a realizarse en todo sentido, incluyendo el laboral. Digamos que se puede extender la sensación de frustración a metas externas no relacionadas con el mundo afectivo.

Por estas razones considero que durante la adolescencia se debe acompañar y guiar a los chicos y chicas en su búsqueda. Constantemente se debe insistir con los límites, con los valores humanos, con la salud propia y ajena. Pero siempre dándoles un margen para que se conozcan a sí mismos, que exploren, logren objetivos y se equivoquen. Permitirles sacar a la luz su identidad sexual, sin reprimirla de acuerdo a los juzgamientos adultos.
Para ellos será un alivio eterno y una garantía de que verán allanado gran parte del camino si su búsqueda externa responde a las necesidades de su mundo emocional.

Lic. Mariana Waisman
Psicóloga Argentina
marianawaisman@yahoo.com.ar

QUIERO!!!!!!

Quiero la alegría. Ese es el tesoro escondido en algún lugar incierto. Quiero la alegría y la liviandad. Quiero que las vivencias cotidianas no pesen más que una pluma. Quiero que la sensación de sonreír, fluya de mi boca… y que mi sonrisa ilumine la vida de mis hijos y de los que más quiero. Quiero sonreír. Quiero sonreír con el brillo de la luna y la energía del sol. Quiero aplacar cualquier tristeza, que hay miles dentro mío, aplacarlas con mi fuerza, porque sino la vida se me contagia de lágrimas. Que mi sonrisa borre la memoria de mi cuerpo y mi mente….y la enérgica risa, la fuerte carcajada den castigo a todos los que se alejaron de mí por mi tristeza. Pues esta pequeña mujer triste siempre me va a acompañar, siempre la tendré que acompañar, porque YO no la voy a dejar sola…Sólo tengo que ayudarla a disfrutar de lo que le queda por vivir…y enseñarle a viajar en el aire de la sonrisa, que nos mantiene flotando a todos los que caminamos descalzos. Los que queremos enraizarnos en estos días de sol y permitir que la tierra tome y se alimente de nuestras lágrimas. Y ahí quedarán, y mis hijos verán crecer árboles gracias a mis lágrimas ….y los regaremos juntos en nuestra música de madre e hijos jugando entre las hojas. Y así quedaré en los ojos eternos de ellos, “Mi Mamá, la de la gran sonrisa”.