sábado, 20 de junio de 2009

Violencia



Violencia es sentirse abandonada. Violencia es abusar de nuestra fuerza como mujeres. Es no cuidar, no proteger, no hablar, no escuchar, no acariciar.
Violencia es NO ESTAR.

Es despreciar, golpear, empujar, insultar….eso lo sabemos.
Pero eso se hace cuando alguien no puede PENSAR. Y a veces nos pasa eso, a todos, a todas.
A veces, es necesario no pensar. Pero en vez de ser violento/a, hay otras opciones de reacción. Aclaro que no hablo de la violencia como defensa. No hablo de gritar BASTA!...ante otra agresión.
Me refiero a la violencia como una manera cotidiana de relacionarse.
La persona violenta no sabe querer.
Querer bien.
Querer de cerca.
Susurrar al oído.
Abrazar al final del día.

La mujer violenta, el hombre violento, el niño violento, el anciano….sienten resentimiento. Mucho.
Una herida abierta que busca lastimar a otra piel, causar más dolor en el otro…para no sentir el propio.
La víctima de la violencia debe alejarse, a pesar del dolor. Alejarse y pedir ayuda.
A pesar del dolor y de la ilusión de que algún día aquello cambiará.
El que no puede alejarse, la que no puede irse…es el mismo que vive agrediendo. A sí mismo o a otros.
Estas personas sufren por su propio odio. No pueden salir de la trampa en la que los envolvieron. Se sienten traicionados, estafados. Víctimas. No saben y no pueden cambiar. Se sienten atrapados, absolutamente solos y solas. Ellos mismos fueron abandonados.

Cómo se sale?
Con la intención. Querer cambiar. Pero sin buscar demostrárselo a alguien. Dejar de odiar es un camino largo y lento.
Dejar de considerar enemigos a todos.
Dejar de mirar tanto hacia fuera y más hacia adentro. Darle palabras a sentimientos que andan sueltos, enloquecidos, sin contención.
Buscar esa contención es parte del proceso. Buscar palabras. Contar, hablar, llorar. Buscar un amigo, o alguien que quiera y pueda estar unos momentos poniendo el hombro.

La violencia es prometer un amor que nunca se da.
Violencia es engaño, mentira. Es decir que está, pero en realidad no estar nunca.
Abandonar, burlar.

Dejar de ser violento/a…ocurre cuando la piedra, el vidrio, la madera se quiebra…
Cuando la rudeza cae y se ahoga en un mar de lágrimas.
LA persona violenta sucumbe ante su propia historia. Y sólo quien logra reponerse y salir a flote con aire en los pulmones…puede cambiar, puede volver a amar…y recuperar, y pedir perdón, y cerrar heridas propias y ajenas.

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